«Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Filipenses 2:12-13
Tal efecto es algo sobrenatural: es un milagro de la divina gracia. El fariseo orgulloso es humillado hasta el polvo; el rebelde inquebrantable es traído en sujeción; el amante de deleites y las pasiones es transformado en un amante de Dios.
Un hombre puede tener grandes y eminentes DONES, sí, dones espirituales, y sin embargo ser un casi cristiano
¿Qué tan lejos puede ir un hombre en el camino al cielo y, sin embargo, ser casi un cristiano?
Desde su posición exaltada como Dios, el primer paso descendente de Cristo fue que no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse. Aunque seguía existiendo plenamente como Dios, en su encarnación se negó a retener sus derechos y prerrogativas divinas.
“Las masas exigen aquello que las alivie en sus pecados y las divierta mientras viajan por el Camino Ancho”
David dijo: «Oh Jehová yo soy tu siervo, siervo tuyo soy» (Salmo 116:16)
«Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos» (Juan 4:22)
En la diversidad de modelos que surgen de una eclesiología pragmática más que bíblica, se va haciendo común encontrar cómo el oficio pastoral ha sido despojado de su significado escritural
A menudo pensamos que, si nosotros mismos dirigiéramos los asuntos de nuestras propias vidas, podríamos hacerlo mejor. Pensamos que podríamos obtener más felicidad y mayor podríamos obtener mayor bien de la vida, si las cosas estuvieran en nuestras manos...