Es el ápice de la gracia que Jehová entre en un pacto con el hombre, una débil, pecadora y mortal criatura. Sin embargo, el Señor ha entrado solemnemente en un pacto fiel con nosotros, y de ese pacto nunca se apartará. En virtud de ese pacto nosotros estamos seguros. Así como los leones y los lobos son ahuyentados por los pastores, de la misma manera, todas las influencias nocivas serán disipadas. El Señor nos dará reposo de los turbadores y de los destructores; las bestias salvajes dejarán de existir en la tierra. ¡Oh Señor, cumple esta promesa en este momento!